콜롬비아 보고타 (5)

– Me llamo José Adonai Castilla. Viajé a Corea en el año, año 1952. Tengo 83 años en la actualidad. Regresamos en el año 53 en el mes de septiembre. Para mí como experiencia al viaje, la ida, viaje o ida a Corea fue una experiencia, como joven, muy bonita. Nunca habíamos, en mi caso, ni conocía un buque ni había montado en avión por primera vez, de modo que, para mí, fue una experiencia de joven, muy alegre, muy bonita. Y agradezco, en parte, al Ejército tanto de los Estados Unidos, de Colombia y de Corea habernos dado esa oportunidad. Llegando a Corea, pues, ya las cosas se nos complicó. No sabíamos qué era una guerra, nunca habíamos estado en ella. De pronto, de niños veíamos unas películas de guerra, pero no sabíamos las consecuencias que tenía una guerra. Como soldado, actué en el Cerro 180. Afortunadamente salí con vida de ahí. Luego, nos tocó el 23 de marzo la Batalla en el Old Baldy. El Batallón Colombia fue uno de los más fuertes que hubo allá. Gracias a Dios también salí ileso de esto. Posteriormente, me salté eso, pero posteriormente fui herido en una, en una, eh…
– ¿No será en patrulla?
– En una patrulla, una patrulla de reconocimiento y fui herido ahí, y murió al lado mío un colombiano, que eso me ha causado mucho mucho impacto. Me impactó demasiado porque era compañero, amigo, de la raza negra, pero un negro supremamente echado para adelante. Me acuerdo de ese detalle porque él había puesto una demanda al Gobierno de Colombia que era único hijo, que él no debe haber ido a Corea a la guerra por ser único hijo. Ya le había llegado la resolución de que tenía que regresar a Colombia. Llevaba ocho días esperando que lo evacuaran para nuestro país. Y estaba en la Casa Mata cuando nosotros salíamos a esa patrulla. Como buen guerrero y joven, nos pidió o le pidió al cabo que comandaba la patrulla de que por qué no lo llevábamos. Yo era radio operador, fui el radio operador en Corea. Dijimos: “¡No, pues, camine!”. Porque se encontraba el tipo aburrido sin hacer nada ahí porque el comandante daba la orden de que no patrullaran, no hicieranningún frente ni nada de esto, que estuviera quieto mientras regresaba al país. Pero estaba aburrido y entonces dijimos: “Camine con nosotros”. Y, desafortunadamente, ese día fue el único muerto, bastándole una semana para regresar al país. De resto, la guerra la tomamos, ya le dije, ¿no? En parte, una experiencia inolvidable, con tristeza por los compañeros fallecidos que quedaron allá, pero con otros compañeros que estuvimos afortunadamente compartiendo todo, que están aquí presente varios. Pero para nosotros y para todos los veteranos, fue un orgullo sumamente grande de haber cumplido. Es un deber cumplido haber estado allá en Corea. Mil gracias.